¿Alguna vez has dejado la tarea para el último momento, estudiado desesperadamente la noche antes del examen o comenzado por los ejercicios más fáciles y dejado los más difíciles para el final? Estas estrategias comunes no son buenas para la productividad académica y, peor aún, pueden estar perjudicando tu aprendizaje, según descubrimientos de la neurociencia.
Quiero que aprendas tres técnicas prácticas, basadas en estudios científicos reales, que pueden sacarte de la procrastinación y acabar con la autosabotaje en tus estudios.
¿De dónde surgieron estas técnicas de productividad académica?
Los consejos que vas a conocer están inspirados en la estadounidense Barbara Oakley, coautora del libro Learning How to Learn. Según cuenta, ella misma tuvo dificultades con ciencia y matemáticas en la escuela, pero en su vida adulta decidió ayudar a otras personas a romper esas barreras con el apoyo de la neurociencia. Lo que ella aprendió sirve tanto para niños como para jóvenes y adultos, y puede revolucionar la productividad en la escuela, la universidad y, en consecuencia, en la vida.
El cerebro tiene dos modos: Enfocado y Difuso
Antes de entrar en las técnicas, es importante comprender cómo funciona el cerebro durante el aprendizaje. Según Barbara Oakley, nuestro cerebro opera en dos modos principales:
- Modo enfocado: cuando estamos concentrados, atentos al profesor o resolviendo un ejercicio.
- Modo difuso: cuando el cerebro está relajado, permitiendo que las ideas se conecten de forma más amplia y creativa.
Para aprender de verdad y de forma saludable, es fundamental alternar entre estos dos modos. Puede parecer raro, pero grandes ideas pueden surgir justamente cuando no estamos haciendo nada. ¿Nunca tuviste un pensamiento profundo durante una caminata, por ejemplo? Cambiar entre concentración total y relajación ayuda a consolidar el aprendizaje, superar dificultades y encontrar soluciones creativas.
Técnica 1: Cómo superar el bloqueo en un ejercicio
Imagina que entendiste la explicación del profesor, pero estás atascado en un ejercicio específico. ¿Qué hacer? La respuesta es darle al cerebro la oportunidad de cambiar del modo enfocado al modo difuso.
Para eso, toma pausas “express” de 5 a 10 minutos para despejarte lejos de los libros. Estos momentos le dan un respiro al cerebro para procesar la información recién aprendida.
Otra estrategia es alternar entre temas distintos. Por ejemplo, si estás bloqueado con un ejercicio de matemáticas, cambia a geografía por un tiempo. Esa variación estimula el modo enfocado con mayor claridad y disposición para volver al desafío inicial.
Además, en lugar de dejar los ejercicios difíciles para el final, intenta hacerlos primero, intercalando con los más fáciles. Esta técnica evita postergar lo complicado y mantiene al cerebro comprometido desde el principio del estudio.
Técnica 2: Evita dejar las tareas para el último momento
En la práctica, aprender significa crear y fortalecer conexiones neuronales o “circuitos cerebrales”. Cuando dejamos el estudio para última hora, no damos tiempo suficiente para formar esas conexiones.
Un factor crucial para este proceso es el sueño. Durante el sueño, el cerebro consolida lo aprendido durante el día, reforzando las conexiones entre neuronas. Así que estudiar hasta tarde, sacrificando el descanso, puede comprometer seriamente la retención del contenido.
Para aplicar esta técnica, Barbara sugiere usar un temporizador (puede ser el del celular) y una pequeña recompensa para el cerebro. El método funciona así:
- Apaga todas las distracciones, como TV, redes sociales y notificaciones de WhatsApp.
- Configura el temporizador por 25 minutos.
- Durante ese periodo, haz solo una tarea, sin interrupciones.
- Cuando el tiempo acabe, recompénsate con algo pequeño, como ver un video corto, jugar con tu perrito o cualquier actividad placentera.
No se vale extender el descanso, ¿ok? Al terminar, vuelve a estudiar por otros 25 minutos y repite el ciclo las veces que sea necesario.
Este consejo tiene nombre: Técnica Pomodoro. Ayuda a mantener el enfoque y la disciplina, y entrena al cerebro a trabajar en bloques de producción para aumentar la productividad.
Además, puedes crear un ciclo de rendimiento alineado con tus niveles de energía a lo largo del día, combinándolo con esta técnica.
Técnica 3: La técnica de evocación activa para fijar el contenido
¿Alguna vez leíste un texto, subrayaste lo más importante y aun así lo olvidaste poco después? Es muy común, porque el cerebro necesita practicar y reforzar las conexiones relacionadas con ese contenido para realmente fijarlo.
Barbara Oakley sugiere una técnica llamada evocación activa, que consiste en intentar recordar activamente las ideas clave de lo que se estudió, sin mirar el material original. Así es como se aplica:
- Lee el texto con calma y anota las ideas que consideres más importantes.
- Luego, aparta la vista del texto e intenta recordar esas ideas, diciendo en voz alta o pensando en silencio.
- Repite este ejercicio en distintos momentos del día para reforzar la memoria.
Este método es eficaz porque pone a prueba tu memoria de inmediato y obliga al cerebro a recuperar la información, reforzando las conexiones neuronales. A diferencia de la lectura pasiva, que crea una falsa sensación de aprendizaje, la evocación activa exige esfuerzo y, por eso, da resultados duraderos.
Evita las ilusiones del aprendizaje
La autora también desmantela varias ideas equivocadas sobre lo que creemos que es aprender. Es engañoso pensar que solo por releer un texto o ver la solución de un ejercicio, ya estamos aprendiendo. Desafortunadamente, la mayoría de las veces, eso no es suficiente para fijar el conocimiento.
“Si aprendes a usar tu cerebro de forma más eficiente, vas a ahorrar mucho tiempo, evitar mucha frustración y ampliar tus horizontes de aprendizaje, incluso en materias donde crees que no tienes ninguna habilidad.”
— Barbara Oakley
El aprendizaje real no ocurre por arte de magia. Por eso, las técnicas que involucran concentración, pausas estratégicas, disciplina y evocación activa son clave para superar las dificultades.
Conclusión: Transforma tu productividad académica con ciencia
¿Ahora entiendes que esforzarte hasta el límite no siempre es más eficiente que saber descansar? La eficiencia también surge al entender cómo funciona el cerebro y aplicar estrategias que potencien tu estudio.
Las tres técnicas que compartimos pueden ayudar a cualquiera, pero también es importante cuidar tu salud mental y física durante el proceso. ¿Estamos de acuerdo?
Incorporar estas prácticas en la rutina requiere disciplina, pero el retorno es enorme: menos estrés, más tiempo libre y resultados más consistentes. Además, estas estrategias pueden adaptarse a distintas edades y áreas del conocimiento.
Te invito a probar estas técnicas desde hoy y compartir con otros estudiantes cómo fue tu experiencia. Aprender a aprender es menos difícil de lo que parece y, con las herramientas correctas, puedes transformar tu relación con el estudio y alcanzar tus objetivos sin agotamiento.
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